Un poco de historia:
Cada vez que escuchamos la palabra Rolex, pensamos en elegancia, lujo, poder, sofistificación. Son adjetivos que han acompañado a la marca por muchos años. Todos son correctos, pero ¿cuál es el trasfondo?.
La marca nació en 1905, en Londres. Los pioneros fueron Hans Wilsdorf y su cuñado. Comenzaron con los relojes de muñeca, pero Wilsdorf deseaba agregarle más valor, es decir, mejores que los demás, buscaba diferenciación. No descansó hasta lograrlo, en 1910 obtuvo el primer certificado de cronómetro para relojes de pulsera. Posteriormente en 1914 fruto de su enorme esfuerzo uno de sus relojes recibió el certificado de precisión de Clase A por el Kew Obervatory. Cabe resaltar que era únicamente para cronómetros marinos grandes y complejos.
Para la fabricación de un reloj, se usan metales preciosos, acero inoxidable, piedras preciosas, entre otros. Para Rolex la perfección es un estándar en el que no se puede fallar, implementan en sus objetos: acero Oystersteel, platino, rolesor, diamantes, entre otros elementos. Sin duda la excelencia en cada aspecto.
Rolex le otorga identidad a la empresa, muestra los objetivos, valores e ideas con las que fue fundada la firma. Una tarjeta de presentación difícil de pasar por alto. Hans Wilsdorf, tuvo la idea de cambiar el nombre, antes se llamaba Wilsdorf and Davis. Él buscaba un término que fuera fácil de pronunciar y recordar.
Según el sitio oficial de Rolex:
«Probé a combinar las letras del alfabeto de todas las maneras posibles. Obtuve unos 100 nombres pero ninguno era el correcto. Una mañana, mientras recorría Cheapside, en la City de Londres, a bordo de un tranvía tirado por caballos, un genio me susurró la palabra 'Rolex' al oído». Wilsdorf.
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